miércoles, 23 de junio de 2010

Calentamiento Global

Y este tema me jode de risa todos los días. Que el sellito verde que la bolsa biodegradable que los alimentos orgánicos y la callampa. Pura basura. Ahora todo el mundo está con estos términos de moda, "calentamiento global", "efecto invernadero", "ahorro energético", y el 90% de los que hacen cosas para contaminar menos es o porque son pobres o porque está de moda. El otro 10% porque se cree la basura de que van a poder hacer algo por el mundo. Si el gas de una vaca contamina más que tu maldito auto catalítico, imbécil. Tus duchas más cortas no van a salvar a los tigres. No porque dejes de comer carne van a dejar de matar a los cerdos. No porque ocupes un panelsito van a dejar de matar árabes por el petróleo. Aunque prefiero las cosas en el medio oriente, a los muy libres se les rompen sus fabriquitas y llega la basura hasta Europa. Y ahí no faltan los barbones con sus bolsitos artesanales que salen a protestar en contra de los yankees, como si Obama les hiciera caso. Y lo peor, es que también creen que van a cambiar el mundo. ¿Pero les digo algo? Ni los malditos tipos que se reparten el planeta entre ellos, pueden hacer algo. No me declaro ateo, porque el humano es muy poca cosa y demasiado estúpido para serlo todo, hay algo más allá, lo que algunos llaman Dios. Y me declaro agnóstico porque como el humano jamás cruzará esa barrera, no queda más que rendirnos y preocuparnos de esa barrera hacia atrás, o sea, nosotros. Y sinceramente, la naturaleza, Dios, Alá o como quieran llamarlo, está muy por arriba del hombre como para que sea capaz de destruirlo. En realidad, es ella la que está acabando con nosotros, y nos tienen comprando bolsitas que se degradan en 100 años en vez de 1000 para que creamos que hacemos algo. En pocas palabras, de lo que suceda en la Tierra nunca seremos culpables, sólo espectadores, o víctimas.

sábado, 19 de junio de 2010

Feliz día

Supongo que este es uno de los momentos donde no sé si las palabras sobran o faltan. ¿Qué puedo decir?, compartimos menos de un año, y me enseñaste más sobre la vida que lo que podría aprender en 50. Sé que al principio me comporté como un imbécil, y aunque tú mismo me has dicho que posiblemente habrías actuado de igual forma, me sigo arrepintiendo todos los días de no haber sacado más provecho a los escasos momentos en los que pude estar a tu lado.
Admito que a veces me gustaría que no te hubieras aparecido nunca, todo lo que me ahorraría ahora...pero de todas formas, también sé que no es nada comparado con lo que gané. Aclaré todas las dudas que tenía sobre ti, y sobre mi mamá igual. Y aunque en un momento me parecías un imbécil, logré entenderte viejo...y no podía ser tan difícil, si soy tu hijo, aunque no me gustaba mucho que lo dijeran, soy igual a ti maldito infeliz.
Me gustaría decirte que cada día más me doy cuenta de la razón que tenías en todo. Y que por tu culpa ahora confío menos en mi, me hace falta tu opinión en todo...
¿Y cómo no? Si me ayudaste en todas las cosas que no tenía claro...desde a lo que quería dedicarme, hasta en darme cuenta de que estaba enamorado, y tantas otras cosas que tengo que agradecerte, viejo...
Sé que a pesar de la distancia de épocas, y momento claves en los que estuvimos separados, siento que vivimos juntos las mismas cosas, cosas importantes, que me hizo sentirte más cercano que nadie...dejar joven la casa y todo lo que eso significa, el amor que siento por Alba que sólo lo comparo con el tuyo por mi mamá, nuestros ideales y nuestras metas, y también sé que no te gustaría lo que estoy haciendo, pero perdóname, papá, no me siento capaz de hacer otra cosa...no soy capaz...estoy cometiendo los mismos errores que tu cometiste una vez, y aún sabiéndolo, no puedo hacer nada para arreglar las cosas. Supongo que tenías razón, a veces ni uno mismo puede solo.
Fueron dos las veces que me pediste perdón. Y yo como buen imbécil que soy no hice más que desviar la mirada...y aquí estoy, como un perro arrepentido, te me fuiste sin poder decirte que sí, papá, sí te perdoné, hace mucho tiempo. Supongo que tampoco te hice sentir lo mucho que te quiero...ni tampoco que quiero pedirte que tú me perdones a mi...por esa pequeña barrera que, aunque quería, nunca dejé que pasaras, por culpa del maldito orgullo...que ahora veo que para lo único que me sirvió fue para alejar a las personas que quiero...
Nunca creímos en la vida después de la muerte, pero si coincidimos en que algo debe quedar...así que donde quiera que estés ahora, te quiero viejo, y perdóname...

jueves, 17 de junio de 2010

¿De qué servimos?

Una de las preguntas más recurrentes dentro de la filosofía, aparte de como aparecimos y donde nos dirigimos, es cuál es nuestra misión en la Tierra. ¿Para qué? Si ya lo decidieron por nosotros. Tienen a las personas 12 años estudiando adaptándolos a un sistema para en los últimos dos darles la oportunidad de elegir que te gusta más, leer, sumar o crear, y si eres artista, eliges ésta última y no eres europeo, te jodiste. Y que bien se sienten todos haciendo "la primera elección importante de nuestras vidas", que los científicos, que los humanistas, que les quedan dos años y ahora uno y váyanse, que viene otra camada de niños por domesticar. Pero bueno, somos libres, se supone que ahora, como seres humanos libres, podemos hacer lo que queramos, ¿no?, pues, no. Desde aquel primer día en que tus padres te llevaron de la mano al salón de clases y te sacaron fotos, ya te han encomendado una misión que deberás cumplir el resto de tu vida. Servir. Pero bueno, volvamos a donde estábamos, nos acaban de entregar un cartoncito que dice que estuviste 12 años en el colegio y cumpliste con la primera orden del sistema. El problema es que si no lo cumples, también te jodes, fuera del sistema, no hay nada. Y aquí empiezan las decisiones, si eras experto en organizar carretes, eres "organizador de eventos", si le caías bien a bastante gente, eres "relacionador público" o "sociólogo", si te gustaba jugar en el PC, "programador" , siempre hay una carrera para lo que te gustaba hacer de pendejo, por muy estúpido o inútil que sea. Así todos van a estar trabajando en lo que les gusta hasta que se mueran, enriqueciendo a los que ya son ricos, con la esperanza de llegar a ser parte de ellos, y a 5 años de su jubilación se alegran pensando que sus hijos llegarán más lejos. Y así viven todos felices y contentos dentro del sistema. Así que la próxima vez que se pregunten a que vinieron al mundo, ya saben, da igual, en todas las profesiones ayudas al otro y el otro te ayuda a ti, en un intercambio de profesiones donde sobrevivimos con lo que nos dejan los dueños del mundo. En pocas palabras, somos sus esclavos, encubierto porque no estamos atados directamente a ellos, si no que a través del dinero. Somos igual de esclavos que los egipcios hace miles de años, pero ahora la esclavitud no es personal. ¿Sigamos viviendo engañados?

viernes, 11 de junio de 2010

...

Puede ser que si, tiene razón, una mujer completa no necesita una media naranja, pero bueno, yo soy hombre e incompleto. No le reclamo, es lo que le pedí, mas, si lo cumple, ¿Por qué aún me hace sentir que me necesita? Me habría aliviado bastante ese domingo irme sin la pesadumbre que significa dejarla, que ya es lo suficientemente difícil. Y yo intento aliviarlo ofreciéndole mi ayuda en algún momento que lo necesite, y ella la acepta, ¿Para qué?, si sabe que no va a recurrir a mi...porque no lo va a necesitar.

Y a pesar de lo obvio, dudo, si de verdad piensa que se va a acordar de mi en algún tiempo, que tan culpable seré y que estará sientiendo, y me mato todos los días pensando en eso, que se ha convertido en mi gran duda existencial, para siempre llegar a la conclusión de que me da igual. De verdad he llegado al punto de que no me importa lo que sienta por mi. Después de todo lo único que me queda es agradecerle, hasta el día de hoy le da un motivo, no una meta ni objetivo, que ya los tengo, pero le da un motivo a estar vivo en este momento. Si el mundo no deja de girar porque no está, es sólo porque sigue en mi mente. Gracias a ella siento día a día lo que es amar de verdad, gracias a ella puedo seguir diciendo que soy feliz, y no lo niego, el despecho no hará que desmienta que sigo enamorado de ella, la vergüenza no logrará que diga que no la necesito, y no dejaré que el orgullo me impida admitir que es el amor de mi vida y que sigo a sus pies como antes, la quiero a morir.